Nelson Mandela cumplirá 90 años de edad el próximo 18 de Julio. Puedes felicitarle online en:
PD: Cuando vivía en Londres leí la biografía de Nelson Mandela (probablemente la persona viva a la que más admiro). Respecto a los gobernantes blancos de la época del Aparheid, no dejaba tírere con cabeza; criticaba -como es lógico- a todos. Sólamente un ex-primer ministro se libraba. De él hablaba con cariño, diciendo que utilizaba su poder para atenuar el aparheid sin que se diesen cuenta los racistas. Nelson Mandela y el exprimer ministro se hacían guiños ocultos uno desde la cárcel y el otro desde el palacio presidencial.
El apellido de ese ex-primer ministro era el mismo que el de un amigo mío de la escuela donde estudiaba en Londres. Así que le pregunté por la coincidencia y me dijo que había sido su abuelo y que estaba tremendamente orgulloso de él por lo que hizo (Por cierto, este amigo mío es un tío excepcional, de lo mejor que he conocido nunca, la habrá heredado de su abuelo).
Aquel caso es conceptualmente similar al de tantas otras personas que utilizan círculos de poder con los que no estan de acuerdo para cambiar las cosas desde dentro. Trasladado al caso Español la pregunta sería ¿Qué ha sido mejor: Suárez como exfranquista que reforma cosas, o Carrillo en el exilio quejándose y no participando del sistema?
Como personas, si nos auto-excluimos de foros o comunidades con las que no estamos de acuerdo, pues entonces perdemos nuestra voz y dejamos vía libre. En algunas ocasiones hay que pagar un peaje moral importante para permanecer en esos ámbitos; tenemos que renunciar, aunque sea temporalmente a algunos principios o valores arraigados en nosotros, e incluso a una cierta imagen pública consistente con otras cosas con las que estamos más e acuerdo. Es lo que hacen -por ejemplo- los policías infiltrados en organizaciones criminales (un ejemplo un poco extremo la verdad). A veces son los primeros en delinquir para ganarse la confianza dela banda y llegar a sus entrañas para poder desmantelarla. Desde un punto de vista moral-relativista tiene sentido puesto que el saldo es bastante positivo. Así que creo que merece la pena seguir e influir.
Yo en lso últimos años me he visto sometido a este tipo de cuestionamientos morales. Después de autoexcluirme con mi comportamiento de una organización con la que no estaba de acuerdo, he cedido en otros casos y he preferido permanecer y seguir con la opción de influir y cambiar cosas. Sin embargo me hago una pregunta ¿Donde está el límite? Existe el riesgo de asumir el argumento de «permanecer e influir» y luego realmente no cambiar nada, participando de los aspectos negativos de la organización como el que más. En esos caso, quizá es mejor estar fuera.
Creo que la mejor decisión depende de cada uno; de su forma de ser, de sus capacidades, de su entrono social, de su trayectoria, de sus aspiraciones, etc. La respuesta a mi pregunta anteriosr de ¿Suárez o Carrillo? quizá sea «los dos». Quizá lo interesante sea que haya variedad de roles aunque con un mismo objetivo. Al fin y al cabo es lo que hicieron Nelson Mandela y el abuelo de mi amigo, con su particular manera de entenderse.
muy interesante