Siempre me ha resultado curioso cuando llamas a una empresa y no das con el teléfono al que tienes que llamar. Se supone que una empresa es una «caja negra» y que son ellos los que deberían redireccionar tu llamada hacia el departamento correspondiente. Está claro que muchas grandes empresas no quieren que les contactes, al menos para determinadas cosas. No estoy desvelando nada nuevo.
En empresas/asociaciones/fundaciones pequeñas también me ha pasado lo mismo. Parece como que me tenga que aprender de memoria quién hace qué para no meter la pata mandando un email. Si me equivoco (lo cual es frecuente) sufro el «castigo» de tener que escuchar quién hace qué desde la última reorganización. Con lo fácil que es reenviar el email a la persona adecuada… 😉
Sin embargo el máximo exponente de esto es cuando un amigo (o mi hermano… por ejemplo!) te responde a tu email diciendo: «para estas cosas mándamelo al del trabajo que lo miro diariamente, pero para las otras mándamelo al Gmail que lo miro desde la sierra y me lo puedo descargar en mi ordenador». A veces el comentario es incluso más complicado «ponme de copia a mi email de Hotmail por si…». Madre mía, que complicación! Es como si las personas estuviéramos divididas en departamentos. No sería más sencillo que cada uno se autorganice los emails y no esperar de los demás que comprendan nuestra lógica de emails del momento?
Con los emails de las personas hay un problema muy grande que has pasado por alto: los que te mandan cosas útiles y los que no. Al típico forwarder no le quieres en tu bandeja de entrada de trabajo o personal. Lo quieres en una bandeja aparte para mirar los días que no tienes nada que hacer (es decir, … casi nunca). A ese le dices que te mande las chorradas directamente a la cuenta de Hotmail o alguna específica de Gmail para esas cosas. El problema viene con la gente que indistintamente te bombardea con Powerpoints como te manda cosas relativas a trabajo. A ver como le explicas que lo de trabajo va a la cuenta de trabajo, y que todo lo demás, no.
Ahí está la gran disyuntiva de como conseguirlo.