Soy agnóstico desde nacimiento diría yo. Nunca he entendido eso de las creencias religiosas. Nunca he entendido porqué en España la gente suele creer en un Dios católico y en Marruecos en un Dios musulmán. Si hay algo de “raciocinio” en nosotros, ¿No deberíamos creer en el mismo Dios o al menos 50-50 en ambos países? O mejor aún, ¿No deberíamos ser prudentes y no creer tanto de antemano? Vamos, dejarnos llevar por la razón más que por los paradigmas.
La clave a mi agnosticismo la encontré con 15-16 años cuando leí “Miedo a la libertad” de Eric Fromm, sin duda el libro que más me ha marcado. Puedes comprender mejor lo que digo leyendo mis posts:
http://francisco.hernandezmarcos.net/2006/02/miedo-la-libertad.html
y
http://francisco.hernandezmarcos.net/2006/02/erich-fromm-en-la-prctica.html
Durante mi adolescencia fui un “rebelde” antirreligioso, era la manera de luchar contra un entorno ciertamente “catolicadizador”: Nunca he ido a misa aparte de BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones), 2 veces que mi madre (católica creyente…) me llevó a confirmación y 2 veces que no terminé (en la segunda el catequista llegó solito a la conclusión de que era mejor que no me confirmase), etc, etc.
Sin embargo con los años he relajado mucho mi posición “anti-religiosa”, quizá porque considero que ya es imposible moverme de mi agnosticismo, y esa seguridad en mi mismo me hace ver a la religión no como un enemigo, sino como otro fenómeno social más. Con el tiempo he podido reconocer el valor que la religión tiene en diversos ámbitos sociales. Por ejemplo, el valor del judaísmo a la hora de desarrollar un espíritu competitivo e ilustrado, el valor del islamismo a la hora de crear un sentimiento de comunidad que ayude al más débil, el valor del budismo para crear “buen rollo” y “karma” entre los seres humanos, el valor del protestantismo para ser capaces de reconocer, valorar y recompensar el esfuerzo de los individuos, etc.
Respecto al catolicismo, quizá lo que más me llame la atención es la Compañía de Jesús. La cantidad de poblaciones que han fundado (media California, Filipinas, Hispanoamérica, etc etc) y la cantidad de universidades de altísima calidad que han establecido es impresionante. Debe haber “algo” en los jesuitas de lo que todos deberíamos aprender, creamos en lo que creamos. Creo que este libro puede ayudar:
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