Hace unos meses recibí, en cuestión de 5-6 semanas, 5 ofertas/tentativas de unirme a proyectos financieros. Alguna era simplemente un «quiero conocerte mejor porque me parece interesante lo que intentas, y además te cuento mis planes por si te cuadran«. En el otro extremo había un « Vamos a montar ahota mismo la super-empresa X con YY millones de euros que ya he levantado, y podríamos integrar Crisalia» (Se ve que no ha visto las cuentas… :-))
Esas cosas te hinchan el orgullo, y además son muy tentadoras, sobre todo desde el punto de vista económico, pues mi vida de emprendedor es muy miserable desde el punto de vista financiero…
De los 5 proyectos, 3 eran muy serios (grandes empresas ya establecidas), y los otros 2 tenían VCs relevantes empujando detrás. Vamos, que no eran mi vecino Manolo de Carabanchel.
4 de los 5 eran en temas hipotecarios, uno en plan «supermercado hipotecario», como Crisalia, y los otros 3 quería abordar el entonces de moda mercado de hipotecas subprime.
A todos les dije que encantados de conocerles y de saber más de ellos, pero que yo prefería seguir con mi proyecto, 100% mío, sin jefes que me impongan/sugieran otra visión del negocio, y a mi ritmo…
Parecía una decisión loca, pero no me arrepiento. De los 5 proyectos, 2 tengo constancia de que se han cancelado, otros 2 son subprime y estoy casi seguro que las están pasando muy mal, tal y como están actualmente los mercados de titularización hipotecaria. Apostaría a que probablemente están cancelando planes. Y el restante, es el «supermercado financiero», que no se muy bien si finalmente vendrá a España o no, probablemente si.
Resumen, a la larga mi decisión tuvo sentido. Probablemente ahora estaría en paro y sin empresa!
Creo que fue un clásico Griego el que decía lo de «la respuesta suele estar en el camino largo«.
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