Hay cosas que si no las ves con tus propios ojos, no te las crees. En este caso es algo que le ha sucedido a mi madre recientemente.
Mis padres tienen una casa en Villanueva de la Cañada, a 30 minutos de Madrid capital, allí pasan los fines de semana y el verano. Pues bien, hace un par de semanas le llamaron del Ayuntamiento y le preguntaron a quién pretendía votar en las próximas elecciones municipales.
Cuando me lo contó no la creí, pensé que no se había enterado bien y no le di mayor importancia. Pero unos días más tarde me contó que a una amiga suya la habían llamado también. Y esta mañana he conocido que una persona empleada en el ayuntamiento municipal ha reconocido el hecho.
Todo tiene un límite ¿no?
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