¿Cuál es el mayor problema para el futuro?

Ayer tuve -de nuevo- la oportunidad de almorzar en la Fundación Rafael del Pino con otro gran economista. En esta ocasión se trataba de David B. Audretsch, uno de los 100 economistas más citados del mundo.

Llegué temprano (algo realmente raro en mí) y me encontré con el profesor Audretsch, que estaba sólo, así que comenzamos a hablar con tranquilidad y sinceridad (algo también raro en mí, puesto que en cocktails y eventos públicos suelo estar muy nervioso y agitado, sin tiempo ni interés en meterme en muchas conversaciones, me siento incómodo en esos ambientes).

Hablamos muy poco antes de que comenzase a llegar mucha gente. Recuerdo 2 cosas fundamentales:

1. Ambos estábamos de acuerdo en que muchos de los problemas que actualmente tiene el mundo no son tan graves. El «problema» de fondo es que -especialmente en occidente- llevamos unas décadas acostumbrados a vivir en un mundo muy cómodo, y ahora que las cosas se tuercen «un pelín» parece que se cae el mundo. ¡Qué dirían nuestros abuelos de nuestras quejas y lamentos!
2. La segunda cosa que recuerdo es que le dije que lo que yo realmente pienso que es el gran reto del futuro: cómo evitar que algunas economías emergentes, especialmente la China- dejen atrás su mentalidad victimista respecto a EEUU y Europa. El problema para mí es que China (y los Chinos) piensa que EEUU y Europa han abusado de ellos durante siglos, y que la única manera de hacer justicia no es dejar de abusar de China, sino que China devuelva el abuso durante un tiempo equivalente. En cierto modo creo que China tiene razón, pero asimismo creo que es una actitud potencialmente muy problemática.

Voy a poner un ejemplo práctico de cómo este problema «filosófico» se transformaría en uno real.

Pocos dudan ya (aunque los hay) que el mundo tiene un problema de contaminación (CO2, CO, Azufre o lo que queráis). Europa y Japón ya están concienciados del problema y están dispuestos a contener su crecimiento para evitar autodestruirnos. EEUU está dividida, pero no pasará mucho tiempo (en mi opinión) para que se una al Club. ¿Y China? Pues lo que yo creo que sucederá es que pasarán décadas de China contaminandose a ellos mismos y al resto del mundo sin hacer caso de ningún tratado por el medio ambiente. Si fuese un país «de medio pelo» no pasaría nada, pero siendo una potencia económica y militar… tenemos un problema. No habrá una manera sencilla de presionarla ni política, ni económica, ni militarmente. Y lo peor de todo es que tampoco moralmente, pues la respuesta de los Chinos sería: «estamos de acuerdo, por eso ahora nos toca contaminar durante 200 años y luego ya estaremos en igualdad de condiciones para unirnos a vuestro club de salvaplanetas«.

Al profesor Audretsch le gustó esta idea (qué orgullo 🙂 ). Yo es algo que llevo observando durante varios años, especielmente durante mi convivencia en Londres con gente China del mundo de los negocios, y durante mis visitas a Pekín y Shanghai.