La salida a bolsa de Visa, con casi 18.000 millones de dólares es la mayor en la historia de los EEUU. Además, las acciones han subido un 20% en su primer día de cotización.
La salida a bolsa llega en un momento casi perfecto. El negocio de las tarjetas de crédito se fortalece debido a las necesidades financieras cortoplacistas del ciudadano medio, y los accionistas tradicionales de Visa (grandes bancos) necesitan dinero urgentemente para compensar sus pecados en el negocio hipotecario. Sin embargo se presenta – en mi opinión- una incertidumbre importante de cara al futuro: ¿Podrá Visa mantener su modelo de negocio como una entidad independiente?
La respuesta no se sabrá hasta dentro de unos 5-10 años. Visa era hasta ahora una especie de consorcio de bancos que encontraban conveniente unirse en una plataforma para el tema de las tarjetas de crédito. El éxito de Visa se debía fundamentalmente, a la estrecha colaboración de los bancos. Ahora, por el contrario, los intereses están desligandose y no me extrañaría que en unos años haya tensiones y conflictos, que en mi opinión perjudicarán fundamentalmente a Visa, puesto que la relación con el cliente suele ser gestionada por el banco.
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