En EEUU Cemex ideó un sistema por el que los inmigrantes mejicanos podían comprar cemento a sus familiares en Méjico. A primera vista puede parecer estúpido, pero resultó ser un sistema con mucho éxito: los familiares en México iban construyendo poco a poco sus casas y el que pagaba se aseguraba de que el dinero no se desviaba a otros fines.
Desde mi experiencia con el tema de los microcréditos me he dado cuenta que el principal problema que tienen los inmigrantes que envían remesas a sus familiares es el conocer realmente dónde se gasta ese dinero. Conozco bastantes casos de niños y familiares “derrochadores” en los países de origen. La madre se parte la espalda trabajando en España mientras que el marido, el hijo o cualquier otro familiar vive derrochando el dinero en sus países de origen. Tiene que ser bastante duro pasarse años de duro trabajo y sacrificio para luego saber que ese esfuerzo no ha contribuido positivamente al desarrollo de la familia en origen, sino mas bien lo contrario.
Leo esta mañana en el periódico que en los cajeros automáticos españoles se van a poder pagar un buen número de servicios prestados en los países de origen. Así uno sabe que realmente está pagando el dentista del niño y no la fiesta del padre. Me parece muy buena idea (la idea y su puesta en práctica…) y creo que va a tener un gran éxito.
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